Jona Umaes

Estoy en blanco

     Normalmente, a estas alturas de la semana ya tengo una idea para escribir, pero en esta ocasión me encuentro que estoy en blanco. Muchos temas pululando en el aire, pero sin nada detrás, así que hoy me dejaré llevar por lo primero que se me ocurra. Esto entraña sus riesgos, ya que no sé quién puede estar leyendo esto. Di que eres psicoanalista y te da por entretenerte en analizar cada cosa qué digo. Uf, ¡lo que puede salir! Y si además eres argentino, entonces, apaga y vámonos. Me hundes en la miseria. Pero bueno, yo tengo la suficiente fortaleza mental para soportar ese peso. Vamos, que me la refanfinfla lo que pueda pensar cualquiera, y menos un psicoanalista. Esto viene a colación de decir lo que le pasa a uno por la cabeza, sin pensar en las consecuencias. Aunque, de igual forma, aun siendo consciente y teniendo un control exhaustivo de todo lo que digo, seguramente habrá lumbreras que sepan radiografiarme y sacar algunos aspectos de mi “rica” personalidad.

     Me he ido por las ramas, disculpen. Pues eso, que aquí me encuentro aporreando las teclas del portátil, sin saber qué decir, pero a la vez diciendo lo que ustedes están leyendo. Me ha salido una paradoja sin querer, pero estas cosas suceden, a veces, cuando uno actúa sin pensar. Bueno, hasta el momento no he dicho nada interesante, pero recuerdo el otro día, que paseando con mi chica, bien agarraditos porque hacía mucho frío, tenía yo la mirada puesta en mis pasos cuando me da por subirla y digo:

—¡Mira! —se llevó un buen susto, por lo repentino y por el rasgar del silencio de la noche.
—¿Qué pasa?
— ¡La matrícula del coche!
—¡Otra vez con tus tonterías! ¡Deja ya de mirar matrículas!


     La matrícula tenía de especial los números. Resulta que era capicúa, esto es, se leen igual al derecho que al revés. Esta historia viene de largo. Hace tiempo, busqué en San Google qué significado podía tener el ver un capicúa, puesto que no es fácil. Si no, prueben ustedes a ver cuántos encuentran. El caso es que llevo muchos años viendo los dichosos números. Y no es que me ponga a mirar como un tonto las matrículas de los coches. ¡Faltaría más! Es que es fijarme en una, así por azar, y resulta ser tener una de esas curiosas combinaciones. Igual que me ocurrió esa noche, me ocurre a menudo conduciendo. Tuve una época que fue horrible. Veía capicúas a diario. Por eso me dio por buscar qué significado podía tener. Bueno, eso se lo dejo a ustedes, porque interpretaciones hay para dar y tomar. Me tenía un poco desquiciado porque yo no quería verlos, pero ellos sí que los encontrara. Un día fue el remate. Eso ya no me ha vuelto a suceder. Sería algo similar a que te toque la lotería, aunque, en realidad, aún no he tenido esa suerte. Pues bien, ese día iba yo de vuelta del trabajo y paré en un semáforo. Cómo no, el coche de delante era capicúa. “Ya empezamos”, pensé. Tras ponerse el semáforo en verde, me incorporé a una calle de 2 vías. Un coche me sobrepasó por la izquierda (capicúa), y luego otro (capicúa). Total, que me vi parado en un nuevo semáforo, habiendo visto 3 capicúas en tan solo unos instantes. El colmo fue cuando miré por el retrovisor y el coche de atrás también lo era. ¡Estaba rodeado de capicúas, sin tener yo culpa de nada! No me volví majara de milagro. Ese día reconozco que lo pasé mal. Hasta cierto punto suena gracioso, pero, gurús de las matemáticas, hagan sus cálculos: ¿Qué probabilidad hay de que suceda un hecho así? Quizás tenía que haber jugado a la lotería ese día, a lo mejor hubiera habido suerte. Pero claro, esas cosas las piensa uno pasado el tiempo, y por descontado que tampoco me hubiera tocado. Yo solo tengo suerte para ver capicúas, que no dan dinero, ni nada de nada.

     Bueno, ahí dejo eso para quien tenga curiosidad (solo los más inteligentes la tienen, así que ya sabes), y paso a otro tema, distinto pero relacionado. Y es el de la interpretación de los signos. Hablo de signos en forma genérica. Pueden ser por ejemplo las respuestas a un test psicológico, o un test psicotécnico, o un test de Rorschach, o cualquier otro que se les ocurra. En internet hay muchos de todo tipo. Los colores también tienen su significado. Eso lo saben muy bien los decoradores o la gente de marketing. Y es que de forma inconsciente nos influyen. También me he encontrado test, simplemente, de ver fotos y elegir la que más te atrae. Este, seguramente relacionado con el tema de los colores. La idea de esto es saber que hay dentro de nosotros, cómo somos, o cómo nos sentimos. Claro, que todo es relativo, y bendita sea esta palabra porque si no, seríamos siempre los mismos, nunca cambiaríamos. Un apaga y vámonos. A mí me da curiosidad estos temas, por eso he hecho test de todo tipo. Como aproximación a conocerte o que te conozcan no están mal, pero el hecho de que estés haciendo un test, pensando en la pregunta y en que luego lo analizarán, hace que condicione tu respuesta. Bien es cierto, que eso lo tienen en cuenta a la hora de confeccionar los test, porque más adelante te hacen la misma pregunta de otra forma, y ven cuán coherente has sido o si has mentido. De cualquier forma, siempre se hace de forma consciente y eso desvirtúa el resultado.


     Sin embargo, hay otras técnicas más fiables. Por ejemplo, el lenguaje corporal. Tus movimientos y gestos son involuntarios. Aun sabiendo que te están observando, no puedes controlarlos, porque, aunque lo hagas en un principio, luego te relajas y saldrá a la palestra tal cual te comportas habitualmente. Seguro que has visto alguna vez esos expertos que hablan en un telediario sobre los gestos de determinado político en una intervención, si estaba nervioso cuando decía tal cosa, o si mentía, o si ni él mismo se creía lo que estaba diciendo.
 

     El tema de los colores, realmente no es un test. El que tengamos tendencia a usar determinado color, porque nos atrae, sabes Dios por qué, dice algo sobre nosotros que podéis consultar en internet, según la teoría de los colores. Por el vestuario no te puedes fiar, porque si tienes un armario de ropa multicolor, no hay nada que hacer. Pero en cosas más concretas, como, por ejemplo, el color del coche, sí es significativo, porque cuando compras un coche, además de fijarte en las prestaciones, lo quieres del color que te gusta, y no vale cualquiera. Ese sería un buen indicador. Claro, que también es relativo, porque si el coche es de segunda mano, y no puedes elegir por cuestiones de dinero o disponibilidad, no es fiable.

     Del horóscopo, cartomancia, quiromancia, numerología, etc., no voy a hablar porque no es serio, y aunque existen algunas excepciones de personas con una intuición extraordinaria, o como se quiera llamar, que te dicen cosas ciertas sobre ti mismo, sin utilizar herramienta alguna, como fijarse en tu fecha de nacimiento, o los astros, o lo que sea, no pasa de ser una curiosidad de pasatiempo. Yo creo que esas personas excepcionales, simplemente son gente muy observadora, que se fijan en detalles que pasan desapercibidos para el resto y eso, unido a su experiencia, les sirve para hacerse una idea de por dónde van los tiros. En cuanto a que se pueda adivinar el futuro, sin comentarios.

     Todo este rollo lo he soltado para iniciar el tema del que tenía en mente hablar, una vez he tirado por estos derroteros. Está relacionado con lo anterior, y tiene tan poca como mala fama, por ignorancia, claro está. Bueno, en realidad, va ganando en visibilidad, pero lo encasillan como si fuera una atracción de feria, gracias a ciertos programas de televisión. También depende del lugar. En Europa es considerado una disciplina seria, sobre todo en Francia. Aquí en España, solo en las grandes ciudades se le da utilidad. Estoy hablando de la Grafología. Su provecho viene, sobre todo, en cuestión de Selección de Personal en las empresas, como herramienta complementaria a la hora de elegir al candidato más idóneo. También se utiliza en los juzgados, para verificar la autenticidad de las firmas, aunque para realizar dicha tarea hay que hacer estudios especializados. La Grafología es la base y luego viene el resto. Y es que en las universidades de muchas ciudades se hacen cursos y másteres en esta materia. Igual habéis oído hablar de los peritos grafólogos. Una profesión muy respetada y necesaria en la justicia. Cualquiera puede estudiar este tema, aunque los profesionales que más se interesan en ello suelen ser psicólogos, médicos, psiquiatras y, en general, profesiones en ciencias humanas.

     De todos los test que existen en la actualidad, la Grafología es de los más fiables. ¿Por qué? Porque la letra no engaña. Cuando escribimos no pensamos cómo lo hacemos, nos centramos en lo que queremos expresar. Y es que no hay dos escrituras iguales, porque las personas somos todas distintas y únicas. Por eso escribimos diferente. Lo que sí se repite, una y otra vez, son determinados gestos y movimientos al escribir, según seamos. Eso está muy estudiado desde que nació esta disciplina en 1871. Su creador fue Jean Michon. La Grafología no sirve para adivinar el futuro, ni para hacer predicciones. Tiene muchas utilidades, aunque la principal es conocer a la persona que escribe. Pero la interpretación solo es válida en ese momento, digamos a corto plazo, puesto que la letra, al igual que nosotros, va cambiando con el tiempo. Las personas evolucionamos a lo largo de los años, y la letra lo hará en consecuencia. ¿Y en qué se basa? En puro sentido común. No se ha inventado nada nuevo. En muchos aspectos, la letra es el reflejo de la vida. Las leyes de la Grafología son muy sencillas y todo se desarrolla a raíz de ellas. Cierto es que hay mucha materia que estudiar antes de tratar de dominar este tema, pero la base siempre es la misma. Lo voy a explicar de forma muy sucinta. Lo vas a entender a la primera.


     “El ayer es solo un sueño, el mañana solo una visión. Pero el hoy bien vivido hace de todo ayer un sueño de felicidad, y de cada mañana una visión de esperanza”.
Kalidasa


     Cuando queremos mirar al pasado, vemos lo que hemos dejado atrás. El futuro, por el contrario, está delante de nosotros. Aún no ha llegado. El presente es hoy, justo en medio. Ya tenemos 3 zonas definidas: Izquierda (pasado, tradición y recuerdos), Centro (presente, yo mismo), Derecha (futuro, progreso, los demás, lo social).

Nos faltan otras dos. La zona superior, que se refiere al pensamiento, lo espiritual, las ideas, entre otras cosas. ¿Por qué se mira al cielo en las plegarias? Las ideas no son tangibles, están en el aire, o mejor dicho, en nuestra mente. Pensamos con la cabeza, no con los pies. Está claro, ¿no? La zona inferior es lo contrario: lo práctico, lo material, lo sexual, lo terrenal.


     Con estas 5 zonas se explica prácticamente toda la teoría de la Grafología. Pero hay muchas más cosas. Los movimientos pueden ser ascendentes o descendentes, dirigidos hacia adelante (los demás) o hacia atrás (uno mismo), pueden ser rápidos o lentos, puede presionarse con más o menos fuerza, pueden ser amplios o pequeños, curvos o angulosos, altos o bajos... hay un mundo detrás de las letras. Si te da curiosidad, puedes iniciarte buscando manuales en internet o YouTube. Hay mucho material del que puedes hacer uso para constatar que no hay superchería en esto. Es todo muy real y puedes comprobarlo con tu misma letra o con la que tengas a mano. Si te gusta el tema, hay infinidad de libros publicados.

     Para terminar, lanzo algunas ideas muy gráficas:

     1. Cuando hace frío te encoges, cuando hace calor te abres. Con la letra pasa igual. Se contrae o se dilata. Una persona “retraída extrema”, hace su letra estrecha/apretada y pequeña, contenida, sin apenas presión, inclinada hacia la izquierda, al igual que los finales de letras y palabras, que van hacia atrás. Da la sensación que quiere pasar desapercibido y le asusta el contacto con los demás. Una persona “abierta y sociable extrema” hace la letra amplia, suelta, presionada, inclinada hacia la derecha, no tiene miedo al contacto, los finales los lanza hacia la derecha. ¿Veis la lógica? Miras a la izquierda buscando recogimiento y la seguridad de lo conocido, no dando sino solo recibiendo, siendo egoísta. Miras a la derecha, hacia el futuro, sin temor a lo desconocido, con generosidad y decisión. El término medio es el equilibrio. A partir de aquí, hay muchas combinaciones. No hay un 100% retraído ni lo contrario. Se habla solamente de tendencias.

     2. La firma se compone de dos elementos: Firma (la letra) y rúbrica (el garabato = protección). La forma de interpretarlos se hace igual que con todo los demás. La firma representa cómo nos vemos a nosotros mismos, y es la expresión más genuina de cómo somos. Puedes pensar que es tu comportamiento en casa. Y ¿Dónde colocas tu firma? ¿Izquierda, centro o derecha?

El texto de un folio representa cómo nos comportamos socialmente, en el trabajo, en la calle. Es la forma en que nos mostramos a los demás. Puede ser igual o diferente a la firma. Según el grado de similitud, así de auténticos seremos.
 

     3. Hay infinidad de cualidades que pueden medirse con la letra. Digo medir porque aquí no hay verdades absolutas, solo tendencias, recuerda. Puedes ver el grado de lealtad, el egoísmo, la actividad, los sentimientos, la organización, el sentido común, la imaginación, la energía, la intelectualidad, la inteligencia, la agilidad, los celos, las dotes de mando, la agresividad, la seguridad, la constancia, al artista, al músico, al investigador, al relaciones públicas…
 

     4. El consciente se ve en la zona inicial del folio, de las palabras y de las líneas. El consciente es el control, la intención. Conforme nos relajamos o cansamos vamos aflojando ese autodominio, y entonces sale a relucir nuestro yo habitual, es decir, como somos sin el freno del consciente. Este se refleja al final de las palabras, líneas y del folio. Es como en la vida real. Conforme te vas cansando de una actividad, pierdes la atención y el cuidado. Es entonces cuando te saldrá tu natural. Piensa, por ejemplo, que estás intentando cambiar algo que no te gusta de ti. Inicialmente, haces el esfuerzo, pero llega un momento que te cansas y vuelves a lo de siempre. La calidad a la hora de hacer los trabajos se ve en estas zonas iniciales y finales. También el contraste entre expectativa y realidad.
 

     5. Por último, y quizás lo más importante. Tienes que tener el mayor material posible en tus manos para que esto sea fiable. Un gesto debe de repetirse muchas veces, trazado de la misma forma, para que tenga validez. Y no solo por un determinado trazo aislado puedes sacar conclusiones. Se analiza en conjunto y en combinación con otros muchos. Lo que predomine en la escritura es lo fiable. Hay que tener en cuenta que todo depende de la pericia del que estudia la letra, de su experiencia y su objetividad. El hecho de que alguien haga un mal análisis, no es defecto de la herramienta, sino del que la usa.

 

 

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Published on e-Stories.org on 16.01.2021.

 
 

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