Joel Fortunato Reyes Pérez

CÁNDIDO Y TRAVIESO ( Anticuento )

CÁNDIDO Y TRAVIESO
( Anticuento )

Llovía. Todo había pasado tan rápido. Las alas
brotaron de repente, la puerta empalideció, la
nube de humo buscaba una salida.
No hay escapatoria posible ; la noche reclama
a grandes voces un plato de silencio sin los pe-
ligros de la luna, asegurando que no va a dormir.
Leyó un viejo libro, empezaba a tener insomnio,
los ruidos de la calle eran extraños.

           __ ¿ Pero cómo es posible ?

No podía entender nada, estaba debajo de la puerta,
con la pluma en la mano, pero necesitaba de la ins-
piración para volar a la ventana. Sin importar que
haya aprendido a sondear entre los archivos, y
deleitarse en descifrar documentos relamidos.
Ahora estaba bajo la influencia del olvido y de
la incomprensión a su nueva visión a distancia.

                       __ ¿ Podría acaso escribirse de esa forma ?.

 
Al volver del campo unos cuervos se negaron a
escuchar el rebuznar de los asnos inquietos.
Después del desayuno frugal la sombra de
aquel árbol saltaba entre las hojas, las mesas,
y el escritorio, haciendo ruidos extraños, y repro-
duciendo el último incendio del panteón cercano.
La campana suena a lo lejos, tal vez vaya a misa.

__ ¡ Qué absurdo ! ; Son las once de la noche, y 
todo se habrá olvidado en una hora.

 
Una oleada de recuerdos le trae el aroma salado
de la playa miserable atrás de aquel volcán.
Limpio de adiciones y restauraciones, sin
mandarlo remendar por la censura, ni falsificar
de acuerdo a intereses perversos.

Dicen que el agua fría está escribiendo cartas
al polo, con el anhelo de la nieve enamorada del
hielo. Su autoridad deriva de ciertas desviaciones
deliberadas que se divierten amenazando ingenuos.

 
Lo grotesco no es lo incongruente, debe de hecho
evitarse en el momento que lo estético se este
transformando en estático. Y claramente se
este expresando la pared interna de la belleza
exterior, invisible por si misma en una sola lectura.

___ Volví a dormir, según me recuerda el techo
contrario a la lluvia, acusando a la sequía de
estupidez. De hábitos vagabundos y mediocres.

 
El camino sobre el agua cayó al suelo creando una
especie de escenario iluminado en el centro de
aquel bosque... Los peces felices pescaban insectos
en filas. Éstos últimos no ocultaban su ira, y su
repugnancia por el vidrio ; algunos ni siquiera 
quisieron mirar ni una sola vez al espejo ; otros se
reunieron en círculos de luz y se dividieron entre
las luciérnagas.

           ___ ¡ Asamblea !... ¡ Qué se presenten los hombres !

Los pantalones arrugados contemplaron con gran
disgusto aquellas disposiciones, pero no se atrevieron
a despertar ni a los zapatos ni a las camisas ; pues
habrían tenido que ver a los fantasmas de nuevo.
La noche se había aclarado un poco.
Abrió de nuevo el viejo libro, y leyó torpemente,
algunas palabras le recordaban su origen ; sin embargo
seguía sin entender... ¡ Sí, sí, sin entender, y le molestó !.

                                             ___ ¿ Serían sandeces o una realidad paralela ?.

 
Creía escuchar con el rabillo del ojo ese olor dulce del
pasado alegre. Una perplejidad como esta no hubiera
sido imaginable fácilmente si el estilo nada indicara.
Observó sus plumas que se empeñaban en volar
escribiendo al aire, con la misma imposibilidad del ser.
No era, en efecto, demasiado agradable, sobre todo
después de haberse sentido humano... ¡ Sí, sí, humano !.

___ ¡ Sé lo que quieres decirme !... Dijo a la pared
colgado del óleo en ese cuadro. En ese espacio
policromo de ultramar y bermellón, entre la
obediencia inmaterial de los relieves dispersos.

 
___ ¡ Qué no hace falta contarle a nadie lo que nos
hemos confesado hoy !... ¡ Qué ninguna representación
visual permite percibir el molde, el diseño o el estilo de
este tipo de relatos, incluso el edificio desconocido de
cualquier anticuento que provoque el derrumbe de la
realidad que más convenga a la pobreza prolongada !.

Si bien ahora, yo aquí hago lo contrario ; pensó un tanto
indiferente, no queriendo permanecer pasivo por
completo, ni dejando de ser receptivo o evitar responder.

__ ¿ Qué sería de mi si muero después de cinco días ?

___ ¡ Así fue el año pasado, y nadie se encargó de
revivirme !... Entre tanta hoja y polvo, árbol y mesa,
escritorio y camas... No obstante, aquel librero
frío es buen amigo, a veces me comprende al sostener
tanta enciclopedia y tratado, como también libretas y
revistas orgullosas, periódicos horrorizados y demás.

___ ¿ Qué eres tú, extraña cosa depositada sobre la
imaginación de lectores distraídos o superficiales,
y que solo esperan encontrarse a sí mismos en ti ?...

__ ¡ Déjenme en paz !. Historietas y chismes,
noticias deformes, informes distorsionados a precio
bajo, letras vanas amantes del engaño, discursos
manipuladores, inútiles y serviles...

 
Durante dos días tuvo la dicha de ser leído, de ser
re-elaborado y revivido, de conversar con las pre-
guntas y reflexiones, de descansar sus piernas en
la fantasía algodonosa de algunos lectores agudos,
sensibles, creativos y de especial inteligencia...

Intentó tranquilizarse, el camión se puso en marcha,
y la pesada caja fue sacudida ; la calle estaba llena de
baches, y los encargados de su mantenimiento los
tenían bien decorados para las próximas elecciones.

Bajo una luz fantasmagórica las letras se escurrían de
las frases, destruían las rimas, los poemas saltaban 
asustados, la censura aterrorizaba la creatividad más
débil, los cuentos volaban por los aires, y las novelas
estaban mudas, al salir del nido ya eran fósiles.

A lo lejos, en el camino de la fantasía se oían unas
carcajadas burlonas...

___ ¡ Nadie te entenderá !. Y, nadie está ocupado
en otras cosas. Todo mundo espera leer sin esfuerzo.
¡ Comprender por ósmosis ! Entre lo pueril y lo bárbaro.

Si no es así...
___ ¿ Desde cuando un anticuento tiene vida fuera del texto ?

 
Y cuantas veces el texto es ininteligible y corregido de acuerdo
a los gustos de las épocas sucesivas, por más decadentes y
regresivas que sean, dentro de los avances en otras áreas infames...

___Y ser cándido y travieso es lo que menos importa...
 
Llovía y llovía. Todo había pasado tan rápido.
Las alas brotaron, la puerta empalideció, la nube de humo
buscaba una salida... Y la encontró, cuando el murió en el olvido.


Autor : JOEL FORTUNATO REYES PEREZ

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Published on e-Stories.org on 03.07.2014.

 
 

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