Axl Ariel Huerta Quezada

Historia de un Villano Libro I: Las Razones

Nadie se hizo perverso súbitamente.
Juvenal (67-127) Poeta satírico romano.

Estaba ahí, parado. La lluvia caía en sus hombros, mojando todo su traje. No le importaba, nada parecía real ahora, ella estaba tirada ahí, sin vida. Sus ojos tenían un horrible tono grisáceo, y su boca tenía una horrible torcedura hacia abajo. El charco de sangre se iba ampliando más y más, debido en parte al agua de lluvia, pero también por la herida de bala en la cabeza. Nunca pensó que podría matarla.
Era la noche del baile, por fin iba a lograr bailar con la chica más bella de toda la escuela, Emily. Se ajustó el corbatín, gracias a dios su familia tenía dinero suficiente para poder permitirse este lujo, no le hubiera gustado estar mal vestido en esta noche tan especial. Después de un año horrible, con los chicos populares molestándolo de formas tan creativamente horribles, maestros malhumorados que tenían maneras bastante groseras de “enseñar”, y ella, tan hermosa, tan intocable, ahora por fin seria suya. Estaba planeando una manera de vengarse de todos de una manera asquerosa, violenta, e inolvidable, sentado en la cafetería solo como de costumbre, cuando ella se acercó. -Hola…Jerome? -dijo descuidadamente
-Jackson -corregí tímidamente, aun sin creer que efectivamente me estuviera hablando.
- ¡Jackson! ¡Claro! Como pude olvidarlo -dijo dándose una palmada en la frente – ¿es verdad que
eres hijo de un tipo rico?
De inmediato entendió porque se me había acercado: sabía que era rico. Si este era el costo de
tenerla en sus brazos, lo pagaba con gusto.
-Sí, es verdad -dijo levantando una ceja - ¿Por qué?
- Oh nada mas -dijo sorprendida del cambio de actitud de Jackson– ¿Ya tienes pareja para él, tu
sabes, el baile?
¿A tanto llegaba el interés? ¿Estaba dispuesta a salir con el tipo menos popular de toda la escuela
por una oportunidad de lujos y detalles? Bueno, si así era, él estaba dispuesto a fingir que no lo
notaba.
-No, aun no. ¿Y tú? -dijo de manera fría
- N..no -empezaba a notar que no sería tan sencillo – ¿Te gus… Irías conmigo al baile?
- La verdadera pregunta es si tu irías conmigo -dijo el sonriendo, estaba disfrutando de la
situación.
- ¡Claro! – “mierda” pensó Emily “estoy exagerando con mi actuación” - ¿Irías conmigo sí o no?
-Por supuesto, no soy la clase de idiota que rechazaría esta oportunidad.
- Bien, nos vemos en mi casa a las 8:00 -le dio una dirección en un papelito
-Claro -dijo Jackson mientras la veía alejarse -ahí estaré.
Se puso los gemelos de diamantes, y tomo el paraguas, parecía que iba a llover. Salió caminando
alegremente, sus padres no estaban como de costumbre, así que no tuvo que despedirse de nadie.
Pensó si valía la pena llamar al chofer para que viniera, pero el chofer de la limosina rentada
llegaría a la casa de ella, así que sería un viaje innecesario; Además, era una noche lo
suficientemente bonita para caminar, a pesar de la lluvia ligera. La casa de ella estaba
relativamente cerca, así que no se apresuró, caminaba lentamente mientras pensaba que esto no
cambiaba nada, podría aun vengarse de los matones que hacían sus días un infierno. Recordó la
vez que tiraron acido en química sobre su libro favorito, “El príncipe” de Maquiavelo. O la vez que
le bajaron los pantalones en gimnasia, mientras grababan todo; Aun ahora, dos años después, el
video circulaba en redes. También estaba aquella vez que pusieron los intestinos de cerdo en su
termo, después de biología, una de las cosas más asquerosas que podía recordar. Sin contar los
innumerables apodos, los golpes al pasar en el pasillo, las zancadillas… durante tres años de
instituto, le habían hecho la vida imposible, así que aun maquinaba su plan de venganza.
Antes de que se diera cuenta ya estaba en la entrada de la casa de su amor platónico. Toco el
timbre, algo nervioso. Miro el reloj, eran las 7:30, y la limosina no llegaría hasta las 8:00. Escucho
una voz que grito “¡Aquí atrás!” desde el patio trasero. Camino hacia allí, solo para encontrase con
Gregory, acompañado de ella, por supuesto. De todos los matones, él era el peor, el que hacia las
bromas mas pesadas. Y ahora estaba allí, parado con una sonrisa.
-Hola Jackson -dijo con un tono de voz que no era precisamente amistoso.
- ¿Qué haces TU aquí? -dijo Jack a la defensiva.
- ¿Enserio creíste que ella -señalo a Emily -iba a salir con alguien como tú? – lo miro de arriba hacia
abajo tres veces con una mirada burlona- pensé que eras más listo Jack
- ¿De qué va todo esto?
- Bueno Jackie, hoy aprenderás una valiosa lección -dijo acercándose, mientras sacaba un armanunca
actúes como si fueras mejor que los demás.
- ¿El arma es realmente necesaria? – dijo Jackson con voz firme
-Completamente Jack-ass – Sonrió de esa manera torcida suya -Ahora quítate la ropa -ordeno
apuntándole con el arma.
- ¿Para qué? -Dijo el sin demostrar miedo
- Ya lo veras amigo -remarco más su sonrisa -ya lo veras…
Iban en la camioneta de Gregory, y Emily no había dicho una palabra en todo el camino. Lo habían
amarrado a una silla, completamente desnudo. Al mirar hacia atrás, esforzándose por torcer el
cuello, había visto unos misteriosos cubos de donde salía un olor nada agradable. No se explicaba
como había caído, él no era tonto, debió suponer que algo andaba mal, Emily jamás lo invitaría al
baile, ni siquiera por interés. De vez en cuando Grego, como le decían sus amigos, se reía
disimuladamente, parecía fuera de sí. Por fin, después de lo que le parecieron dos siglos de
camino, llegaron a su destino, y Jackson vio con horror cual era: Era la escuela; ¡Lo iban a llevar así
al gimnasio, donde era el baile! Pero ¿Y los maestros? ¿No intervendrían?
-Hora del show -dijo Grego, sin perder la sonrisa - ¿estás listo?
- No estoy vestido para la ocasión -dijo sarcásticamente.
- ¡Cállate! -dijo el matón, perdiendo la compostura - ¡sal de ahí!
Lo jalo con todo y la silla, mientras sacaba los cubos apestosos.
-Hoy tendrás lo que mereces, Sr. Soymejorquetodos -abrió el cubo más cercano, y entonces
Jackson descubrió que esto apenas comenzaba: estaban llenos a tope de mierda de caballo. Grego
vacío el cubo en su cabeza, llenándole el pelo de desechos. No se detuvo hasta que los cinco cubos
estuvieron vacíos, y Jackson estuvo completamente cubierto. Entonces Grego lo levanto con la
silla aun pegada a él, y se encamino a la entrada de la escuela.
- ¿No hay manera de arreglar esto de otra manera? -pregunto Jack no muy convencido.
- No- dijo el matón secamente, mientras caminaban por los pasillos de la escuela, hacia el
gimnasio.
Entonces, comenzó el peor momento en la vida de Jackson: Su humillación pública, mientras el
completamente indefenso chirriaba los dientes y gritaba de coraje.
-Miren al increíble chico mierda -decía Grego, como un vocero de circo, mientras recorría el
gimnasio cargando la silla – se cree mejor que todos nosotros, aun si apesta.
Sus esperanzas de que los maestros intervinieran se vieron opacadas cuando los vio reírse
también. No entendía que había hecho para merecer esto, probablemente solo tener más dinero,
y ser más educado. Lo que, si sabía, era que se iba a vengar, todos los que ahora reían iban a llorar
por misericordia, y el simplemente se reiría en sus caras, como ellos hacían ahora. Así que dejo de
gritar, y solo miro sus caras, imaginándolas después, solo llorando y pidiendo perdón. Después de
lo que a él parecieron siglos, aunque solo fueron 30 minutos, Grego salió con el cargándolo, y lo
subió de nuevo a la camioneta. Emily se subió al asiento del copiloto, silenciosa. El matón siguió
manejando hasta que se alejaron mucho en el bosque. Jackson sabia a donde se dirigían: la cabaña
abandonada, ahí nadie los buscaría. ¡Ellos querían matarlo!
Sus sospechas se vieron confirmadas cuando vio la silueta de la cabaña a lo lejos, ya comenzaba a
oscurecer. Grego se bajó en la lluvia, los faros de la camioneta solo le hacían lucir más tétrico. Se
puso enfrente de la camioneta y grito.
- ¡Ya sabes porque estamos aquí! ¡Es tu final! ¡De nada te sirvió tu superioridad, ni tu dinero!
¡Morirás solo y lleno de mierda! -Gesticulaba violentamente con los ojos desorbitados y con
espuma en la boca - ¡MUERE! -camino hacia la parte trasera de la camioneta y cargo a Jackson. Lo
desamarro y le pidió que se pusiera de rodillas (más bien grito) justo enfrente de la cabaña.
- ¡Tu hora es ahora! – le apunto con la pistola - ¡Nos vemos en el infi…! -justo en la última palabra
gesticulo demasiado fuerte con el arma, provocando que se resbalara en las escaleras mojadas.
Soltó el arma y esta se arrastró dos metros en la tierra mojada. Jackson, sin pensar realmente en lo
que hacía, corrió y agarro el arma, antes de que Grego pudiera pararse y recuperarla. Grego lo
miro con los ojos desorbitados, y con una mueca de ira. Esto no parecía estar en sus planes.
- ¿Qué harás pequeño maricon? – Dijo moviendo las manos – ¡No puedes matarme! ¡Eres un
cobarde! ¡Huye pequeño marica! ¡Huye! -Soltó una carcajada bizarra, que se vio interrumpida por
un trueno y una bala penetrando en su pecho. Miro a Jackson con una mirada de desconcierto. El
disparo otra vez, con la bala entrando en su cara esta vez. Grego cayó desplomado. Entonces Jack
miro detrás de él, y descubrió a Emily con los ojos abiertos y una mueca de horror. Al descubrir
que el la miraba, huyo despavorida. Jackson tuvo un rápido pensamiento: Si ella huía, lo
denunciaría y no tendría tiempo de vengarse. Igual de rápido apunto y disparo hacia Emily, que ya
casi lograba llegar a la camioneta. La bala entro por detrás de la cabeza, y salió por la frente.
Jackson dejo que la lluvia limpiara la mierda que aún estaba sobre él, y cuando sintió que no
quedaba nada, camino hacia la camioneta. Las llaves aún estaban puestas, así que estaba caliente
dentro. Encontró unas sábanas viejas, que uso para secarse. También estaba ahí su traje,
completo. Incluso estaban los gemelos de diamantes. Se vistió y salió para esconder los cuerpos en
la cabaña. Pero al mirar a Emily se detuvo.
Estaba ahí, parado. La lluvia caía en sus hombros, mojando todo su traje. No le importaba, nada
parecía real ahora, ella estaba tirada ahí, sin vida. Sus ojos tenían un horrible tono grisáceo, y su
boca tenía una horrible torcedura hacia abajo. El charco de sangre se iba ampliando más y más,
debido en parte al agua de lluvia, pero también por la herida de bala en la cabeza. Nunca pensó
que podría matarla.
Después de esconder los cuerpos en la cabaña, subió de nuevo a la camioneta, decidido a
vengarse inmediatamente de la gente que aún se divertía en el baile. Era su tiempo de divertirse.

Continua en Historia de un villano Libro II:
La_maldad_asciende

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Published on e-Stories.org on 08.03.2017.

 
 

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