Sergio Lubel

El ultimo sobreviviente

 

Enrique estaba preocupado por el regalo con que recibiría al abuelo Everardo a su regreso de la visita a su querida Alemania, después de un montón de años…Sin embargo su afición por los obituarios - explicación que nunca había entendido – Le trajo la solución, un regalo que ni el mismo esperaba.

El anuncio apareció como cualquier otro que muchos miran pero nadie ve: En una tipografía dudosamente pequeña se anunciaba que J. Korczak – un anciano de origen polaco residente en Argentina – había fallecido la noche anterior mientras dormía; según el reporte médico: “Causas naturales”. Por supuesto ningún periodista pensaría en ganar el “Pulitzer” Gracias a semejante información, sin embargo se hubiera equivocado como Chamberlain cuando anunció haber conseguido una paz estable con “Adolfito”.

La Notebook casi ardía por la velocidad con que Enrique tipeaba hasta que consiguió entrar en la base de datos del Centro Wiesenthal, una vez allí introdujo el nombre y esperó, esperó… En los cristales de sus anteojos uno tras otro desfilaban miles, millones de fantasmas binarios que alguna vez fueron mujeres, niños y ancianos…
Cuando llegó el resultado esperado lo imprimió, plegó la hoja y la introdujo en un amarillento sobre con el acrónimo “D.Ü.A.” impreso en letras Góticas.

El viaje desde Villa Ballester hasta el aeropuerto Pistarini le pareció hecho en carreta de bueyes, hasta que él y la comitiva de viejos amigos del abuelo escucharon por fin el anuncio:

- Arribo del vuelo 705 de Lufthansa procedente de Frankfurt en pista tres.

Allí estaba el abuelo y Enrique corrió a recibirlo con el sobre en la mano.

De repente, Don Everardo miró a su nieto con los ojos sumidos en lágrimas, tomó distancia del grupo que sus amigos formaron a su alrededor y gritó con la voz quebrada por la emoción el texto del papel en su viejo Alemán:

- Gesamt Überlebenden: Null !!!1

Y allí mismo, en esa generosa Argentina que los había recibido con los brazos abiertos, el SS Sturmbannführer Eberhard Heder junto a todo a aquel grupo de venerables ancianos pronunciaron aquellas palabras que el mundo pensó habían sido calladas para siempre:

- "Deutschland, Deutschland über alles"

En los subterráneos del Museo del Holocausto: El “Yad Va’Shem”, en Jerusalén, una antigua y encorvada figura tachaba un último nombre y cerraba un libro forrado en piel humana;

- La sombra ha vuelto a despertar. Dijo.
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1 Sobrevivientes = Cero.

 

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Published on e-Stories.org on 01.11.2014.

 
 

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